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Esto es lo que ocurre (de verdad) si bebes cerveza habitualmente
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Todo el mundo sabe lo que pasa en el cuerpo cuando se abandona un mal vicio. La capacidad de concentración se dispara, los kilos de más desaparecen y el estado de ánimo se dispara. Pero, ¿qué ocurre si hacemos todo lo contrario? Y no hablamos de empezar a drogarse o a comer comida basura sin control. Solo de empezar a tomar cerveza de manera habitual.
Eso es lo que ha motivado a un editor de la web Bright Side a realizar un curioso experimento: beber un buen vaso de cerveza todos los días y observar qué impacto tiene este hábito en su cuerpo.
En su diario, el periodista confiesa que lleva una vida sana. Antes de ponerse a beber, visitó al médico para ver si su salud estaba bien, como así certificó.
La idea de este joven era la de beber 5 o 6 veces a la semana -aunque intentaría que fueran todos los días un vaso de medio litro de cerveza. Los nutricionistas consideran que nunca se debería beber más de 4 vasos de cerveza de ese tamaño a la semana.
Su primer día fue estupendamente: tras beber se sintió más relajado y feliz. Sin embargo, al transcurrir una semana empezó a notar frecuentes dolores de cabeza, algo que nunca le había pasado.
Además, empezó a fotografiarse para ver si había algún cambio en su fisionomía, Y efectivamente, descubrió que debajo de sus ojos aparecían ojeras y su rostro se ensanchaba.
Pero antes de que apareciera la mala cara, el editor notó a la segunda semana cómo le costaba mucho más irse a la cama y salir de ella. En concreto percibió que tardaba en quedarse dormido 40 minutos. Y por las mañana, se dedicaba a apagar el despertador, un hábito que le hizo empezar a llegar tarde al trabajo.
Por si esto fuera poco, el joven explica que tardaba una hora en despertarse del todo, y necesitaba tomar varios cafés a lo largo del día, algo que antes nunca había sido necesario.
Durante la tercera semana, los problemas aparecieron en el trabajo. “Los compañeros me decían que me notaban más irritado. Además miraba al monitor y era incapaz de concentrarme. Antes podía trabajar 4 horas seguidas y ahora era incapaz de hacerlo más de 1 o 2 horas”.
Su cara no fue lo único que cambió, ya que su cuerpo también lo hizo. “Antes podía salir a correr aunque lloviera y hacia 10 kilómetros. Pero ahora me costaba horrores ponerme la ropa de deporte y salir a la calle”. El editor solo pudo hacer ejercicio 5 veces en un mes, frente a las 14 que solía hacer antes de la cerveza. Pero lo que más le impresionó fue lo mucho que engordó.
Preocupado por el cambio en su fisionomía, el periodista acudió a un médico para que le comunicara qué efecto había tenido el alcohol en su organismo. Y el doctor le comunicó que la barriga cervecera era producto de un desajuste en el sistema endocrino, que su rostro hinchado y su falta de aire se debían a problemas circulatorios y que su insomnio estaba relacionado con una ligera insuficiencia renal.
Así que parece claro que una cerveza al día no ayuda para nada a nuestro organismo, a pesar de las noticias que intentan hacernos creer que la cerveza no engorda o que incluso es saludable.
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